Vamos a indagar un poco en lo que te sucede:
Estás atad@ a un modelo de vida en el que no te sientes libre, ¿Verdad?
En este momento puede que no estés a gusto en tu trabajo y que las funciones que desempeñas no te agraden, puede que te atraiga la idea de emprender un proyecto y no te atrevas, que hayas vivido siempre en el mismo lugar y precises salir un tiempo sin encontrar la posibilidad de hacerlo, que tengas desencuentros en tus relaciones, que compartas tu vida con alguien con quien ya no tiene sentido que estés, que no sepas hacia dónde dirigirte y te sientas perdid@, que ya no le encuentres sentido a tu vida y no tengas valor para cambiar el rumbo…¡Y tantas otras posibles causas que te estén impulsando a salir de tu zona de confort!. El origen de ese impulso está en que tu parte interna te indica que avances hacia algo nuevo, pero tus miedos te paralizan.
El principal miedo que te paraliza es el de dejar de ser lo que eres. Estás tan habituado de forma automática a identificarte con eso que pretendes cambiar en ti o en algún área de tu vida y el apego a tu identidad es tan grande, qué aunque quieres, no puedes dar ningún paso para salir de tu zona de seguridad.
A esto súmale el miedo a fracasar sin reconocerlo como un aprendizaje para volver a intentarlo, el miedo a que los demás no acepten o rechacen tu elección y para no ser juzgad@ antepones sus opiniones y dejas de lado tu deseo, y el miedo a no ser suficientemente bueno para lograr lo que te propongas porque no te consideras capaz y no confías en ti. Te encuentras en una espiral de quiero, pero no debo, no puedo, no tengo o no sé cómo hacerlo.
Cómo prefieres no pensar, ni actuar en cosas nuevas que te generen ansiedad por la incertidumbre que conllevan, no valoras crear nuevas oportunidades en tu vida. Te mantienes en la comodidad, aunque sea con resignación, y se van reduciendo los recursos para asumir nuevos retos.
Hay mucha frustración en ti y es a causa de la represión de tu deseo hacia un cambio. Tienes sentimientos de apatía, tristeza y un gran vacío que te llevan a un bajo estado de ánimo. Además, tienes sensaciones de angustia, inseguridad y no te valoras cómo deberías.
En todo esto hay una importante cuestión a abordar que es la falta de merecimiento. Aunque no te des cuenta porque tiene lugar a un nivel muy sutil, por las creencias aprendidas durante toda tu vida que has convertido en tus verdades, no te consideras merecedor/a de algo mejor para ti.
En el fondo estás estancad@ en una realidad que no te satisface, pero te das a ti mism@ mil excusas para cambiarla o posponer esa decisión, recurres a la autojustificación para no dar el primer paso o caes en la espera de que suceda algo externo que te saque de ahí, porque todavía no tienes el valor suficiente para transformar tu vida.