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Vanessa Llopis Montava

No eres egoísta por pensar en ti

Estás cansad@ de estar por los demás antes que por ti ¿verdad?

Te preocupas tanto por ayudar a las personas de tu vida que crees que lo necesitan, o que claramente te piden tu ayuda, que te quedas atrapad@ en esa tarea que consideras casi como una obligación. Y lo peor de todo es que te das cuenta, pero no puedes salir de ahí, aunque ello te suponga un sacrificio y sepas que eso te va a pasar factura porque sufres al mismo nivel que las personas por las que te preocupas.

Por alguna razón que está dentro de ti, te desvives y tiendes a ayudar a los demás por inercia cuando alguien tiene algún problema o necesita auxilio, sea cual sea la relación que tengas con ellos, bien sea tu pareja, tu padre, tu madre, tu herman@, amig@, compañer@ de trabajo……. Muchas veces incluso aún sin que lo pida, porque surge en ti la tendencia a ser el salvador o salvadora de esa persona. Y es ahí dónde empieza tu calvario: te olvidas de ti lanzándote a resolverle la vida a los otros, sin darte cuenta de que vas perdiendo tu fortaleza. Ayudar es enseñar a hacer, no salvar.

Permíteme decirte que no les haces ningún favor solucionándoles sus historias y sin embargo tú añades más carga al peso que ya soportas en tu vida.

Sé consciente de que has venido a vivir tu propia experiencia vital para tu evolución personal, no las experiencias de otras personas. Formas parte de diversos sistemas: el sistema de tu familia más cercana, el sistema de tu familia más amplia, sistema laboral, sistema social y otros tantos más, pero no dejas de ser una de las figuras o personajes que compone dichos sistemas y por tanto no es bueno para ti dejar de ser tú para ocupar otra función distinta que no te corresponde, porque sin darte cuenta con ese exceso de preocupación por ellos vas dejando de lado tu realidad para meterte en la suya.

¿Sabes por qué ocurre esto?

Porque dejas de darte valor propio a ti y pasas a darle más valor a esa o esas personas antes que a ti mism@, y eso contribuye a que te alejes de ti porque te dedicas menos atención y va disminuyendo tu poder interior. Te desequilibras y te desestabilizas saliéndote de tu centro, y empiezas a generar estados de malestar, dolor, angustia, intranquilidad. En verdad, no te sientes bien ayudando porque no estás acompañando a las personas a utilizar sus recursos para que ellos resuelvan sus asuntos, los estás resolviendo tú a costa de tu salud física, mental y emocional.

Esta forma que tienes de actuar desde hace tiempo o a raíz de alguna dificultad concreta que está atravesando alguien de tu entorno, tiene lugar porque has sido incapaz de poner límites por no considerarte a ti mism@ antes que a nadie. Todo esto te perturba, te desarmoniza y no te permite estar en paz contigo. 

La cuestión es que tienes tan interiorizado dedicar tu atención y tu tiempo a otras personas que no eres capaz de negarte a atenderles, aunque ello sea un perjuicio para ti. Y te vas cargando y llenando de amargura por no resolverlo como tú quisieras, que es qué resuelvan sus problemas por ellos mism@s.

No puedes cambiar esta manera de comportarte porque no sabes decir “no”. Te sientes culpable por la sensación de ser un egoísta si no atiendes las necesidades de los demás antes que las tuyas.

Tu familia, amigos, compañeros de trabajo, no sabes cómo, pero tiran de ti y al final acabas apagando el fuego de todos sumado a todos los fuegos que ya estás tratando de sofocar en tu historia personal, y eso es agotador.

Es el momento de decir: “¡Basta ya!, yo me elijo a mí y me coloco en el centro de mi universo, dejo de volcarme en los demás sin dejar de considerarles y apoyarles, pero empiezo a ser mi prioridad”. Esto no es un acto egoísta, es un acto heroico porque nadie va a vivir tu vida por ti, solo tú y te estás perdiendo la oportunidad de disfrutar de ella mientras estás pendiente de otras cosas antes que de ti.

¿Cómo puedes cambiar tu orden de prioridades colocándote tú en primer lugar y luego a los demás?

Cuando comprendas de verdad que tú y solo tú tienes la misión de vivir tu propia vida cumpliendo con tus deseos, te olvidarás de la necesidad de complacer a los demás. Considerar y respetar al otro es un derecho universal, pero dejar de considerarte cómo la persona más importante para ti va en contra de tu propia naturaleza, de tu propósito vital. Aunque te resulte complicado porque has estado mucho tiempo colocándote en último lugar, te irás sintiendo mejor si trabajas en ello para lograrlo.

Puedes poner en práctica estos dos pasos para empezar a pensar más en ti y a prestarte más atención:

Autoestima y valor personal.

Lo más importante para empezar a darte toda la importancia del mundo a ti, es que aumentes tu propia estima y que te des el valor que te mereces en lugar de invertir tanto valor en otras personas.

Si sientes que la carga que llevas sobre ti con tus problemas, con tus preocupaciones y con las situaciones que vives te sobrepasa, ¿Cómo vas a resolverle la vida a otro?, date el permiso de decir “no” y céntrate en ti, aunque creas que piensan que eres egoísta.

El egoísmo tiene una connotación negativa que se le ha otorgado siempre, pero realmente la palabra ego en su origen proviene del latín y significa “yo” y el sufijo ismo también es una actitud o cualidad, por tanto, se puede decir que si eres egoísta eres y estás tú sobre todas las cosas.

Existe una obligación moral porque nos han querido enseñar a lo largo de la historia que debemos servir a los demás, y por supuesto una de tus funciones en la vida es ayudar a tu familia (pareja, padres, hijos, hermanos), a tus amigos, a las personas de tu entorno laboral, a todos los de tu alrededor y a la sociedad en general, pero desde luego sin entregarte por completo a ellos olvidándote de ti. Entender al otro no es ponerse en su lugar viviendo su proceso, es respetarlo y ser compasivo con él.

Puedes tener muy presente el siguiente decreto: “Soy la persona de mi vida además de ser la tuya, vivo también para ti sin dejar de ser yo”.

Quiérete y valórate todos los días, para desde tu fortaleza interna acompañar a aquellos que lo necesiten. Cuanto más te consideras a ti, más en consideración tienes a los demás.

Autocuidado.

Este es otro aspecto importantísimo para tu bienestar. Precisas estar por y para ti porque te haces falta, y si sientes que ya no puedes más, tómate un respiro, un tiempo de no actividad hacia los demás. Date el permiso de dedicarte interés y tiempo a ti mism@, para estar en calma, para escucharte, para estar en armonía y desde ahí encontrar el perfecto equilibrio entre tú y las personas de tu entorno.

Te sugiero que pienses en todas aquellas cosas cotidianas que te gustaría hacer en tu día a día estando tú contigo, pero que has dejado de hacer o ni si quiera has empezado a hacer por tu entrega a los demás, por ejemplo, tomarte un café tranquilamente a solas mirando por la ventana, leer un libro, escuchar música, meditar, hacer deporte, pasear relajadamente, estar en contacto con la naturaleza y todo aquello que desees hacer y que al pensar en ello sientas plenitud. Puedes escribirlas haciendo una lista en un papel, y todos los días realiza al menos una de esas acciones siendo consciente de honrarte y recordarte como tu auténtica prioridad en tu vida.

Espero que este tema te haya resultado útil y si estás atravesando alguna situación similar y te está costando salir de ella, te ayudo a resolver lo que necesitas para fortalecerte y desde ahí cambiar tu orden de prioridades colocándote a ti en primer lugar. Si deseas información, puedes contactar conmigo y hablamos.

Gracias por estar.

Contacta conmigo por Whatsapp o Email vanessallopismontava@gmail.com